Song | La Vejez |
Artist | Alberto Cortez |
Album | En Un Rincon Del Alma |
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Me llegará lentamente | |
y me hallará distraído | |
probablemente dormido | |
sobre un colchón de laureles. | |
Se instalará en el espejo, | |
inevitable y serena | |
y empezará su faena | |
por los primeros bosquejos. | |
Con unas hebras de plata | |
me pintará los cabellos | |
y alguna línea en el cuello | |
que tapará la corbata. | |
Aumentará mi codicia, | |
mis mañas y mis antojos | |
y me dará un par de anteojos | |
para sufrir las noticias. | |
La vejez... | |
está a la vuelta de cualquier esquina, | |
allí, donde uno menos se imagina | |
se nos presenta por primera vez. | |
La vejez... | |
es la más dura de las dictaduras, | |
la grave ceremonia de clausura | |
de lo que fue la juventud alguna vez. | |
Con admirable destreza, | |
como el mejor artesano | |
le irá quitando a mis manos | |
toda su antigua firmeza | |
y asesorando al galeno, | |
me hará prohibir el cigarro | |
porque dirán que el catarro | |
viene ganando terreno. | |
Me inventará un par de excusas | |
para amenguar la impotencia, | |
""que vale más la experiencia | |
que pretensiones ilusas"", | |
me llegará la bufanda, | |
las zapatillas de paño | |
y el reuma que año tras año | |
aumentará su demanda. | |
La vejez... es la antesala de lo inevitable, | |
el último camino transitable | |
ante la duda... ¿qué vendrá después?... | |
La vejez... es todo el equipaje de mi vida, | |
dispuesto ante la puerta de salida | |
por la que no se puede ya volver. | |
A lo mejor, más que viejo | |
seré un anciano honorable, | |
tranquilo y lo más probable, | |
gran decidor de consejos | |
o a lo peor, por celosa | |
me apartará de la gente | |
y cortará lentamente | |
mis pobres, últimas rosas. | |
La vejez... | |
está a la vuelta de cualquier esquina, | |
allí, donde uno menos se imagina | |
se nos presenta por primera vez. | |
La vejez... | |
es la más dura de las dictaduras, | |
la grave ceremonia de clausura | |
de lo que fue la juventud alguna vez. |
Me llegara lentamente | |
y me hallara distrai do | |
probablemente dormido | |
sobre un colcho n de laureles. | |
Se instalara en el espejo, | |
inevitable y serena | |
y empezara su faena | |
por los primeros bosquejos. | |
Con unas hebras de plata | |
me pintara los cabellos | |
y alguna li nea en el cuello | |
que tapara la corbata. | |
Aumentara mi codicia, | |
mis ma as y mis antojos | |
y me dara un par de anteojos | |
para sufrir las noticias. | |
La vejez... | |
esta a la vuelta de cualquier esquina, | |
alli, donde uno menos se imagina | |
se nos presenta por primera vez. | |
La vejez... | |
es la ma s dura de las dictaduras, | |
la grave ceremonia de clausura | |
de lo que fue la juventud alguna vez. | |
Con admirable destreza, | |
como el mejor artesano | |
le ira quitando a mis manos | |
toda su antigua firmeza | |
y asesorando al galeno, | |
me hara prohibir el cigarro | |
porque dira n que el catarro | |
viene ganando terreno. | |
Me inventara un par de excusas | |
para amenguar la impotencia, | |
"" que vale ma s la experiencia | |
que pretensiones ilusas"", | |
me llegara la bufanda, | |
las zapatillas de pa o | |
y el reuma que a o tras a o | |
aumentara su demanda. | |
La vejez... es la antesala de lo inevitable, | |
el u ltimo camino transitable | |
ante la duda... que vendra despue s?... | |
La vejez... es todo el equipaje de mi vida, | |
dispuesto ante la puerta de salida | |
por la que no se puede ya volver. | |
A lo mejor, ma s que viejo | |
sere un anciano honorable, | |
tranquilo y lo ma s probable, | |
gran decidor de consejos | |
o a lo peor, por celosa | |
me apartara de la gente | |
y cortara lentamente | |
mis pobres, u ltimas rosas. | |
La vejez... | |
esta a la vuelta de cualquier esquina, | |
alli, donde uno menos se imagina | |
se nos presenta por primera vez. | |
La vejez... | |
es la ma s dura de las dictaduras, | |
la grave ceremonia de clausura | |
de lo que fue la juventud alguna vez. |
Me llegará lentamente | |
y me hallará distraí do | |
probablemente dormido | |
sobre un colchó n de laureles. | |
Se instalará en el espejo, | |
inevitable y serena | |
y empezará su faena | |
por los primeros bosquejos. | |
Con unas hebras de plata | |
me pintará los cabellos | |
y alguna lí nea en el cuello | |
que tapará la corbata. | |
Aumentará mi codicia, | |
mis ma as y mis antojos | |
y me dará un par de anteojos | |
para sufrir las noticias. | |
La vejez... | |
está a la vuelta de cualquier esquina, | |
allí, donde uno menos se imagina | |
se nos presenta por primera vez. | |
La vejez... | |
es la má s dura de las dictaduras, | |
la grave ceremonia de clausura | |
de lo que fue la juventud alguna vez. | |
Con admirable destreza, | |
como el mejor artesano | |
le irá quitando a mis manos | |
toda su antigua firmeza | |
y asesorando al galeno, | |
me hará prohibir el cigarro | |
porque dirá n que el catarro | |
viene ganando terreno. | |
Me inventará un par de excusas | |
para amenguar la impotencia, | |
"" que vale má s la experiencia | |
que pretensiones ilusas"", | |
me llegará la bufanda, | |
las zapatillas de pa o | |
y el reuma que a o tras a o | |
aumentará su demanda. | |
La vejez... es la antesala de lo inevitable, | |
el ú ltimo camino transitable | |
ante la duda... qué vendrá despué s?... | |
La vejez... es todo el equipaje de mi vida, | |
dispuesto ante la puerta de salida | |
por la que no se puede ya volver. | |
A lo mejor, má s que viejo | |
seré un anciano honorable, | |
tranquilo y lo má s probable, | |
gran decidor de consejos | |
o a lo peor, por celosa | |
me apartará de la gente | |
y cortará lentamente | |
mis pobres, ú ltimas rosas. | |
La vejez... | |
está a la vuelta de cualquier esquina, | |
allí, donde uno menos se imagina | |
se nos presenta por primera vez. | |
La vejez... | |
es la má s dura de las dictaduras, | |
la grave ceremonia de clausura | |
de lo que fue la juventud alguna vez. |