Song | Amores Eternos |
Artist | Joaquín Sabina |
Album | Hotel, Dulce Hotel |
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Desnuda se sentía igual que un pez en el agua, | |
vestirla era peor que amortajarla; | |
inocente y perversa como un mundo sin dioses, | |
alegre y repartida como el pan de los pobres. | |
No quise retenerla, ¿de qué hubiera servido | |
deshacer las maletas del olvido? | |
Pero no sé qué diera por tenerla ahora mismo | |
mirando por encima de mi hombro lo que escribo. | |
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa, | |
a cambio de sus besos y su prisa; | |
con ella descubrí que hay amores eternos | |
que duran lo que dura un corto invierno. | |
Conservo un beso de carmín que sus labios dejaron | |
impreso en el espejo del lavabo, | |
una foto amarilla, un corazón oxidado, | |
y esta sed del que añora la fuente del pecado. | |
Antes que la carcoma de la vida cotidiana | |
acabara durmiendo en nuestra cama, | |
pagana y arbitraria como un lunes sin clase | |
se fue de madrugada, no quiso ser de nadie. | |
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa, | |
a cambio de sus besos y su prisa; | |
con ella descubrí que hay amores eternos | |
que duran lo que dura un corto invierno. |
Desnuda se senti a igual que un pez en el agua, | |
vestirla era peor que amortajarla | |
inocente y perversa como un mundo sin dioses, | |
alegre y repartida como el pan de los pobres. | |
No quise retenerla, de que hubiera servido | |
deshacer las maletas del olvido? | |
Pero no se que diera por tenerla ahora mismo | |
mirando por encima de mi hombro lo que escribo. | |
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa, | |
a cambio de sus besos y su prisa | |
con ella descubri que hay amores eternos | |
que duran lo que dura un corto invierno. | |
Conservo un beso de carmi n que sus labios dejaron | |
impreso en el espejo del lavabo, | |
una foto amarilla, un corazo n oxidado, | |
y esta sed del que a ora la fuente del pecado. | |
Antes que la carcoma de la vida cotidiana | |
acabara durmiendo en nuestra cama, | |
pagana y arbitraria como un lunes sin clase | |
se fue de madrugada, no quiso ser de nadie. | |
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa, | |
a cambio de sus besos y su prisa | |
con ella descubri que hay amores eternos | |
que duran lo que dura un corto invierno. |
Desnuda se sentí a igual que un pez en el agua, | |
vestirla era peor que amortajarla | |
inocente y perversa como un mundo sin dioses, | |
alegre y repartida como el pan de los pobres. | |
No quise retenerla, de qué hubiera servido | |
deshacer las maletas del olvido? | |
Pero no sé qué diera por tenerla ahora mismo | |
mirando por encima de mi hombro lo que escribo. | |
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa, | |
a cambio de sus besos y su prisa | |
con ella descubrí que hay amores eternos | |
que duran lo que dura un corto invierno. | |
Conservo un beso de carmí n que sus labios dejaron | |
impreso en el espejo del lavabo, | |
una foto amarilla, un corazó n oxidado, | |
y esta sed del que a ora la fuente del pecado. | |
Antes que la carcoma de la vida cotidiana | |
acabara durmiendo en nuestra cama, | |
pagana y arbitraria como un lunes sin clase | |
se fue de madrugada, no quiso ser de nadie. | |
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa, | |
a cambio de sus besos y su prisa | |
con ella descubrí que hay amores eternos | |
que duran lo que dura un corto invierno. |