Son las 7 de la mañana, me tengo que levantar, compruebo que mi cabeza está en su sitio habitual. Salto a la ventana buscando el mar y lo único que veo es una enorme y triste catedral. Me pongo cualquier cosa y bajo a desayunar, en el camino encuentro caras que no pueden ni mirar. Una vieja desdentada me pregunta “¿qué tal?” yo lo pienso y digo: “que estoy lejos, lejos de mi hogar”. Lleva razón, al decir que el mundo no se acaba en esta habitación. Pero yo miro hacia el jardín y solo espero a que el mundo… caiga sobre mí. Abro el periódico por la página central y veo que el Sr. Smith se ha clavado un puñal, me viene el olor a muerto y no puedo respirar, pienso en mi vida y voy corriendo al baño a vomitar. Y lo mismo que una rata que se quiere refugiar, corro al plan destino en busca de un poco de paz y allí conozco a un loco que se ríe sin parar, me llama “princesa” y yo le juro que siempre le voy a amar. Lleva razón, al decir que el mundo no se acaba en esta habitación. Pero yo miro hacia el jardín y solo espero a que el mundo… Caiga sobre mi.