Mi dulce camionero, cuándo me vas a llevar contigo en tu cabina de fiero y negro metal. Y poder ver las cosas tan pequeñas al pasar, tan sólo nos separa un cristal del mundo real. Cada día que pasemos no lo voy a olvidar, ya no rueda sino vuela nuestro camión. No habra más coches en circulación; sólo tú, yo y nuestro camión. Y habrá tantas cosas de las que podremos hablar, a tu lado en la cabina, entre campos de cereal. Cada día que pasemos no lo voy a olvidar, ya no vuela sino flota nuestro camión. Y es bien cierto que a tu lado yo me querría estrellar, pon la cinta otra vez, impacto de felicidad.